- Una reseña del reciente montaje en Londres de la obra clásica de Shakespeare, ambientada en el México revolucionario.Este septiembre se celebra el centenario de la coreógrafa y bailarina Amalia Hernández.Nueve cirugías plásticas bastaron para que Orlan se ganara el título de artista polémica. En las intervenciones quirúrgicas, intuyó la aventura de la transgresión y la posibilidad de la parodia.Con su serie de retratos, Catherine Opie terminó ganando la apuesta contra la mirada: ni la cercanía del zoom extremo, ni la luz completa, ni la nitidez absoluta de la imagen hacen que los cuerpos dejen de ser queer.Es una lástima que entre tú y yo haya ahora una reja de párrafos: cuando acudas a un performance, no contarás con la seguridad de la distancia.Para cerrar la distancia entre el espectador y el artista hace falta de veras ser democrático. Cuando se cede el control de la obra, el artista da un paso atrás y el público un paso adelante.Nuestras costumbres y las facilidades de la tecnología han propiciado que atendamos a la música clásica de un modo poco concentrado.La historia del arte feminista es una que sabe corregir sus recuerdos: las artistas afroamericanas, chicanas, mexicanas iniciaron en el feminismo al mismo tiempo que las artistas blancas y estadounidenses.Para aburrirse del arte feminista hace falta pensar que se limita al contenido, al tema de la imagen, y no es así. Sólo se aburre quien mira desde la distancia.En junio, pareció predominar un sonido psicodélico y un tanto experimental. También llaman la atención los redescubrimientos de los zambianos Fire Balls y del estadounidense olvidado Rudy Norman.
Iniciar Sesión
Con tu usuario y contraseña