- Aunque la ciudad no puede vivir en un estado de emergencia permanente, el 19s no terminará sino hasta que se nombre a todos los responsables de los actos de corrupción y negligencia que provocaron la muerte de centenas de personas y la pérdida total o parcial de su patrimonio.
- Tras el sismo del 19s, la sociedad civil ha vuelto a demostrar una gran capacidad de organización. Ahora es urgente que se le vincule y capacite en tareas de protección civil, para que su ejemplar respuesta ante el desastre sea aun más eficaz.
- Ya habrá tiempo para pedir cuentas sobre las mezquindades que han aflorado tras el sismo. No nos distraigamos ahora, pero no olvidemos las tareas que tenemos por delante. Puede ser que no seamos la ciudad de la furia, pero sí la ciudad de la resiliencia. Esta ha sido una nueva oportunidad para demostrárnoslo.
- Solo cuando partidos políticos y funcionarios en puestos clave dejen de tenerle miedo a la ciencia podremos hacer que esta sea un “pilar de desarrollo” y no solo palabras vacías en los planes nacionales.
- Como lo muestra la escasa participación en ejercicios como la consulta ciudadana para el presupuesto participativo de la CDMX, para superar nuestra "crisis de representatividad" primero hay que enfrentar el problema de la apatía frente a los asuntos públicos.
- El aval de la SCJN a la libre decisión de los estados para configurar el financiamiento a los partidos políticos sienta un precedente importantísimo. Si el Congreso federal ha sido sordo, los Congresos locales pueden tomar ahora la batuta.
- Las elevadas sumas que reciben los partidos para llevar a cabo sus actividades causan enojo. Para evitar la indignación cíclica, es necesario revisar de manera constante la fórmula que sirve para calcular esas montos.
- A pesar de sus buenas intenciones, los esfuerzos para crear conciencia en torno al cáncer no bastan. Para hacerle frente a este mal, que es la segunda causa de mortalidad en América Latina, es preciso contar con enfoques racionales y sistemáticos.
- El sistema de pensiones de Chile, que sirvió de modelo para otros, incluido el de México, ha ocasionado malestar porque no ha dado los resultados que se esperaban de él. De este fracaso se extraen lecciones que deberíamos atender.